miércoles, 22 de agosto de 2007

El turismo comunitario o llamado turismo propobre comienza a rumiar su fracaso


Después de 8 años de experiencia, Ecotrackers puede señalar con certeza que el turismo comunitario en Ecuador es una opción que entraña rendimiento cuando es una acción complementaria a otras actividades productivas como lo realizan municipios como Cotacachi, donde la ayuda internacional supera en 10 veces el presupuesto municipal y se destina fondos para el desarrollo turístico como complemento de un desarrollo integral, o en Salinas de Guaranda donde la Iglesia Católica usa cuantiosos recursos internacionales para sostener un proyecto diversificado, que además incluye desde la producción de quesos, hasta la producción de plantas medicinales. Desde la perspectiva privada, Yunguilla en Imbabura es probablemente el proyecto de ecoturismo comunitario que ha significado algo interesante para la población, que a partir de esta iniciativa mantiene una lucha contra la explotación minera, pero que integra porducción de quesos y mas, o el proyecto del turismo que lo empezó Médicos del Mundo en Tarqui cerca de Cuenca que incluía atención medica, medicina tradicional, quesos yogurt un restaurante vegetariano en Cuenca y asistencia agrícola.

Ecotrackers ha colaborado en algunos proyectos que ya caminan solos, como Sarayacu en la Amazonía de la Provincia de Pastaza, en la que el turismo comunitario fue un justificativo para impedir la explotación petroleral en su comunidad; la lucha contra las petroleras bien publicitada, fue la que le sirvió para captar turismo inteligente solidario. En Agua Blanca donde el debido aporte del Municipio de Puerto López, del Ministerio del Ambien y del Ministerio de Turismo, con la publicidad, se sumaron a iniciativas de ONG como Ecotrackers para hacerlo un centro de atracción en el sur de la Provincia de Manabí. En la provincia del Cotopaxi colaboramos con los moradores de la Laguna del Quilotoa y si bien ahora la comunidad depende básicamente del turismo y ha significado ganancias para pocos e incertidumbre para los demás.

Para el resto de comunidades con las que trabajamos el camino es todavía incierto, pero lo que más molesta del desarrollo del turismo comunitario, como se lo patrocinan las instituciones estatales y extranjeras, los voluntarios, la visión de extranjeros y expertos universitarios que llegan para ayudar, o la visión de ONG que operan con dinero de proyectos; es que el turismo pro pobre o comunitario es un turismo para " mimar extranjeros y visitantes", desde los avatares de un mundo primario y básico, donde la enfermedad, el hambre o la ignorancia del mundo exterior, es decir, de la cultura occidental, están a la puerta y la relación con el mundo desarrollado se basa en oferta y demanda de productos comerciales.

Se trata de satisfacer a un visitante ansiosos de "consumir" hasta saciarse, hasta llenar su hueco interior, que termina en el servicio higiénico, en su cómoda cama, en el álbum de fotos del blog, con un el diario de memorias para el olvido.

Este probar de los turistas a quien o a lo que se puso a su alcance y cuanto más barato mejor; al final constituye un robo, cuando el pago es malo, una agresión, cuando hay desprecio y una humillación, cuando se tiene que soportar los caprichos ajenos. Este Turismo donde el turista tiene un rango superior, no sólo se les roban el alma a la gente pobre, sino que hasta lo mejor que tienen para comer, los sumerge en una pobreza comparada, porque envidian lo que los turistas tienen y ellos carecen, los atrapa el mundo del consumo y las necesidades insaciables, que los lleva destruir lo que haya, si el visitante paga para degustarlo o disfrutarlo, o deja de venir. Para este turismo ya no vale para los pobres su mundo e incluso su propia vida o trabajo si no es mercancía, si no tiene un equivalente en dólares.

Es así como en comunidades del Alto Napo, cuando los turistas dejaron de llegar y fueron hospedarse en los lodges privados de la zona, los indígenas deforestaron y pescaron sin piedad, para tener el dinero que los turistas ya no dejaban; ahora no tienen mas que cabañas sin atractivos naturales, ofrecen un teatro ficticio de su folklore, ayahuasca para los consumidores de delirios, abundan los " indigenous lovers " en todas partes, y la tuberculosis por mal nutrición.

En este turismo propobre se ve como premio para las niñas las niñas y adolescentes o los jóvenes el uso que les dan para saciar una curiosidad sexual del forastero, con la esperanza de que el o la visitante, si llega a enamorarse, le va a sacar de este monótono mundo.
Este turismo pro pobre el que paga es el dueño, jefe y director de la película en la que ellos, los pobres de la comunidad, son actores extras, bufones, payasos, peones de carga, canoeros y hasta prostitutas o cabrones, sin darse cuenta, pero con rasgos particulares, incluso a veces pintados y vestidos de indígenas, para la foto de postal, con la sonrisa del que es ajeno a esta realidad como centro del rectángulo.

Por supuesto el visitante fugaz encuentra mil razones para explicarse la joda y par joder a la gente que no es como él ; acusa porque se la pasan tranquilos disfrutando a su manera de su ocio. Culpan de la pobreza a la manada de niños de la casa, a las gallinas y otros animales que llegan a compartir con la familia la hora de la comida, a las malas costumbres, a la falta de higiene, a la la escuela donde no aprendieron inglés, a que no usan zapatos, a cualquier cosa que va desde lo que pasa con la basura a lo que pasa con el gobierno, en que como siempre tiene la culpa a la estupidez de los pobres, no existe culpa en la concentración de la riqueza, el poder y los conocimientos en los ricos de las grandes ciudades y en sus países.

Es por esto que planteamos el turismo inteligente, donde los visitantes llegan no solo a disfrutar sino a ayudar, a aprender como trasladar recursos desde su propio bolsillo y cerebro o si es posible desde su país, al mundo explotado, a los proveedore de materias primas y trabajo barato, para impedir que continué este drenaje.

El turismo inteligente es un turismo para aprender a entender desde una posición igual, con las mismas dificultades para vivir que tiene el nativo, para descubrir como existe y se inventa la felicidad en todas partes cuando se es pobre y como se la compra cuando se es rico; Es un turismo en que la gente común es el gúia o el tutor y en el que el visitante enseña la autoestima a la gente local.

El turismo inteligente es una colaboración de todos los viajeros del mundo para enseñar a los pobres a ser cabeza de ratón en su propia tierra y no cola de león en su tierra, para terminar de cola de leon en países y ciudades a donde migran, inclusive escondiéndose hasta de su nombre, como indocumentados.

Es probable que los visitantes inteligentes no venga por dos días como el común de los turistas, sino por una semana o hasta por 6 meses, que es lo que le permite su visa de turista en Ecuador y Perú, quizás no sean muchos en un día, pero serán pocos por largo tiempo.
Este turismo inteligente es el que estamos ahora desarrollando, donde un turista o visitante no puede rechazar bruscamente el plato de comida sino amablemente, en que la cama no es de colchón importado, sino sobre el piso o una hamaca en muchos casos, en que el mismo tiene que aprender a cuidarse y a cuidar a los demás.

En el turismo inteligente, las comunidades y en ella desde los niños hasta los ancianos son valorados y desde la malaria hasta la lluvia es entendida, por eso ya no llamamos a los lugares que llegan los visitantes comunidades, sino centros de entrenamiento y a los guías los llamamos directores locales o tutores de aprendizaje vivencial.
Para entender con mas detalle el problema del turismo pro pobre les invito a leer este artículo:



“Turismo pro-pobre” – ¿Qué ha ido bien y qué ha ido mal?

Cuando se acuña un nuevo término, eso puede aportar un foco para
atraer la atención, o puede ser una distracción hacia un callejón sin
salida de uso incorrecto e interpretación equivocada. Desde que en
1999 se acuñó el término “turismo pro-pobre” (Pro-poor Tourism -
PPT), ha logrado ambas cosas. Varias organizaciones se enfocan ahora
en los vínculos turismo-pobreza. Pero un acuerdo sobre lo que esto
significa en la práctica y ejemplos demostrables que amplifican los
beneficios reales para los pobres cuando éstos se dedican al turismo,
siguen siendo escasos.

El término se usó por primera vez en el trabajo del Departamento para
el Desarrollo Internacional (DFID), del Reino Unido, al explorar cómo
el turismo podría contribuir a la reducción de la pobreza. Se
presentó a las Naciones Unidas en 1999. El turismo pro-pobre
pretendía poner a “la pobreza en el corazón de la agenda del turismo”
y, para alcanzar esta meta, se creó, en 1999, la Asociación de
Turismo Pro-Pobre (Pro-Poor Tourism Partnership).1

Algunos éxitos...

Siete años después de que las Naciones Unidas adoptara el concepto,
el turismo pro-pobre ha tenido cierto éxito al enfocar la atención en
los impactos positivos y negativos que el turismo tiene sobre la
pobreza. Un cambio evidente puede verse entre los gobiernos
africanos, donde las recientes estrategias para la reducción de la
pobreza realzan cada vez más el turismo, y las nuevas políticas de
turismo incluyen compromisos para aprovechar el turismo en función de
la reducción de la pobreza – no sólo para generar divisas. En Asia,
el Banco Asiático de Desarrollo ha liderado el camino entre los
organismos multilaterales en adoptar el turismo pro-pobre. La
Organización Holandesa de Desarrollo (SNV, por sus siglas en
holandés) tiene asesores de turismo sostenible pro-pobre en Asia,
África, Centro y Sur América. La Organización Mundial del Turismo, de
las Naciones Unidas, ha creado un fondo de inversiones y el programa
ST-EP (Turismo Sostenible - Eliminando la Pobreza). Documentos de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(UNCTAD, por sus siglas en inglés) resaltan el significado
económico del turismo para los países menos desarrollados. Y una gama
de ONG de conservación y desarrollo ayudan a los pobres para que se
vinculen, en el terreno, con el turismo.

...y algunas preocupaciones

Pese a cierto progreso esperado al desarrollar los enfoques de
turismo pro-pobre, existen tres preocupaciones
importantes.

Un enfoque limitado

La primera es que la acción pro-pobre sigue enfocada en el nivel
micro. El turismo pro-pobre es – o debería ser – un abordaje
aplicable a todas las formas de turismo, incluyendo al turismo
dominante; y no un producto nicho, tal como el ecoturismo o el
turismo comunitario. Los principios para maximizar los vínculos
con los pobres se pueden aplicar a los centros vacacionales de playa
(resorts), hoteles urbanos, conferencias, giras silvestres y nuevos
proyectos construidos. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas
de turismo para la reducción de la pobreza se quedan
predominantemente en proyectos de turismo comunitario, sitios de
acampar o caminatas. Por lo tanto, no pueden lograr un impacto a una
escala significativa.

Poca atención a los mercados

En segundo lugar, se pone muy poca atención a los vínculos con el
mercado. Se descuida el viejo dicho “no es turismo hasta que se
vende”. A menudo, las iniciativas se concentran en proporcionar
capacitación e infraestructura, los productos fracasan al no
encontrar una demanda de mercado doméstica o internacional, y no
generan mejoras en los medios de vida. En algunos casos, cuando por
falta de alternativas se intenta desarrollar el turismo, se anima a
las comunidades a invertir trabajo, tierra y a prestar dinero, con
pocas posibilidades de éxito.

Existen muchos factores institucionales que causan estos dos
fracasos. La expansión del sector turismo y el aumento de los
beneficios hacia los pobres son vistas como tareas separadas para
diferentes personas. Así, las responsabilidades del turismo pro-pobre
recaen en una persona a tiempo parcial a cargo de turismo
comunitario, o se colocan bajo rubros separados de actividades de
proyectos. En el campo del desarrollo, los profesionales que trabajan
con comunidades conocen poco sobre los mercados de turismo comercial,
e intentan proyectos sin incorporar experiencia empresarial ni socios
del sector privado. En el mundo comercial, las empresas de turismo
fácilmente piensan en hacer donaciones locales como parte de su
responsabilidad social corporativa, pero son menos las que buscan la
ventaja comercial y local que puede provenir de hacer negocios de
manera diferente. En el sector público, un enfoque de destino para el
turismo pro-pobre necesitaría políticas complementarias de los
ministerios o departamentos de turismo, agricultura, transporte,
desarrollo empresarial, tierras y finanzas, además de autoridad y
habilidades a nivel de los gobiernos locales. Pero no es algo común
un gobierno coordinado o autoridades locales fuertes.

Documentación limitada

El tercer problema es la ausencia de un monitoreo sistemático
y documentado sobre los cambios en los medios de vida de la gente
pobre debido al turismo. No sabemos de ningún destino donde la gama
completa de impactos del desarrollo del turismo en los niveles de
pobreza (no sólo de un grupo, sino de diferentes grupos de pobreza)
haya sido rigurosamente evaluada. En cuanto a las iniciativas
pro-pobre, hace falta una evaluación ex-ante y ex-post rigurosa. Pese
a que existe suficiente literatura para orientar la adopción de
estrategias pro-pobre, existe poca literatura que cuantifique
resultados tangibles. Los aumentos significativos de ingreso en
Gambia, como resultado de una iniciativa de acceso a mercados en 2001-
2002 todavía son frecuentemente citados porque hay tan pocos ejemplos
publicados de investigación-acción en este campo.

Construyendo sobre los avances

Recientemente, sin embargo, ha habido áreas de progreso.
Dos, en particular, necesitan desarrollarse más.

En primer lugar, ahora tenemos una idea bastante buena de los
elementos clave de la acción pro-pobre, aunque las prioridades
relativas necesitan determinarse localmente. El impacto pro-pobre
probablemente sea más alto en un destino donde el gasto local en
efectivo es alto, las pequeñas y micro empresas tienen acceso a
capital y apoyo empresarial, los trabajadores no calificados y semi-
calificados tienen acceso a capacitación, la infraestructura
de pequeña escala apoya el desarrollo local empresarial y la demanda
de las empresas de turismo por productos obtenidos localmente encaja
con una capacidad adecuada de producción y mercadeo del lado de la
oferta. También existe suficiente experiencia para mostrar algunas
estrategias útiles para construir estos elementos clave. Una de ellas
es hacer el caso de negocios para que las empresas inviertan en
vínculos locales (ya sea que se basen en la calidad del producto, en
la licencia para operar o en la ventaja de mercado). Otra es juntar
al sector privado formal, a los empresarios pequeños e informales, a
los residentes y al gobierno, dentro de un destino, y desarrollar un
enfoque de asociación multi-actor. Una tercera es combinar las
estrategias pro-pobre con la mejora del producto y el destino, en
lugar de que sean actividades desconectadas. Una cuarta es adoptar
una perspectiva de “acceso a mercados”, evaluando el desarrollo o
regulación de algún producto para considerar cómo expande o impide el
acceso a mercados para los productores pobres.

La segunda área de progreso está en la corriente dominante del
turismo pro-pobre. Existen algunos proyectos específicos que
claramente están sacando al turismo pro-pobre fuera de su nicho. Esto
varía desde un compromiso práctico – en un destino invernal clásico
de sol en Gambia, y con grandes corporaciones en Sudáfrica – hasta
reformas legislativas, como en Vietnam. En Laos, Gambia y Vietnam, se
están aplicando nuevos métodos para trazar un mapa de toda la cadena
de valor turístico y evaluar todas las áreas de participación de los
pobres. Esto muestra que los beneficios para los pobres dependen de
la fuerza de los vínculos entre todas las partes de la cadena de
valor del turismo – alimentos, compras y excursiones, así como
también alojamiento– y, desde luego, del tamaño total del sector. Por
lo mismo, argumentan contra las intervenciones de nicho.

Durante mucho tiempo, la “súplica especial” a favor del turismo y la
hipérbola estadística desde un lado ha sido satisfecha – y reforzada
– por el desdén hacia el turismo, desde el otro lado. Los
profesionales de la pobreza no tienen afinidad natural con un sector
de servicios que mima a los ricos, al margen de cuánto argumente la
industria del turismo que contribuye al PIB mundial. Pero actualmente
están emergiendo sinergias. Así como los profesionales del turismo
ven la necesidad de “escalar” su impacto sobre la pobreza, así los
profesionales del desarrollo están encontrando que su trabajo los
lleva al turismo: en muchos países pobres, el turismo es tan grande
que las estrategias para el crecimiento, el crecimiento compartido o
el acceso a mercados para los pobres, inevitablemente incluyen
turismo. Los especialistas en desarrollo económico local están
respondiendo a solicitudes para integrar el turismo en sus
estrategias. Los análisis de competitividad de economías pobres,
tales como la de Ruanda, están destacando el potencial turístico. El
Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional están
desarrollando proyectos que buscan ayudar al desarrollo del turismo
en el sector público y privado en formas que apunten a la meta
principal – reducción de la pobreza en una escala significativa. Esto
ofrece un tremendo potencial para juntar las capacidades expertas,
tanto en turismo, como en el desarrollo.

Los profesionales de turismo necesitan responder a esta nueva
oportunidad con enfoques robustos y resultados
comprobados. Esto significará tomar acciones prácticas
a nivel de destino local que combine competitividad, vínculos
comerciales, y crecimiento con nuevas oportunidades
de empleo, microempresas e impactos positivos demostrables en las
vidas de la gente pobre.

Notas
1. Ver www.propoortourism.org.uk
2. Bah A & Goodwin H (2003) Mejorando el acceso para el sector
informal al turismo, en el turismo pro-pobre en Gambia, Documento de
trabajo # 15 Turismo pro-pobre
http://www.propoortourism.org.uk/15_Gambia.pdf


Por Caroline Ashley (c.ashley@odi.org.uk), Investigadora Principal
Asociada de ODI y Harold Goodwin (Harold@haroldgoodwin.
info), Profesor de Gestión del Turismo Responsable, en el Centro
Internacional para el Turismo Responsable de la Universidad
Metropolitana de Leeds. Caroline y Harold son miembros fundadores de
la Asociación de Turismo Pro-Pobre.

No hay comentarios: